México si gana oro... pero en pretextos



Eder Sánchez era serio candidato a ganar medalla en los Juegos Olímpicos, él puso todo su esfuerzo, entrenó a conciencia, estaba mentalmente preparado, pero oh desgracia, una pasta con salsa de tomate se atravesó en el camino.

El andarín llegó en el lugar 15 en los 20 kilómetros de marca, lucía agotado, ojalá lo hubiera estado tanto como para quedarse callado, porque lo que dijo fue lamentable.

Fue completamente insultante que dijera que comió algo que le cayó mal, que sintió agruras a media competencia, que la cena estuvo muy condimentada y no se hidrató bien.

¿Acaso un deportista de alto rendimiento no saber qué es lo que debe y qué es lo que no debe comer antes de una prueba de esta envergadura?

Luego salió con que debió haber estado al menos 10 días antes de la prueba en Beijing y sólo estuvo siete, ahí le echó la culpa a los federativos por no comprarle el boleto de avión para antes.

Ahora resulta que él no tuvo la culpa de nada, ah, y además, pidió disculpas por no hacer una mejor competencia, pero las disculpas se ofrecen, no se piden.

México no avanza, los atletas siguen diciendo las mistas tonterías que hace 20 años, ahora resulta que en pleno SIglo XXI no hay nadie supervisando su alimentación.

Todavía no hay quien le gane la medalla de oro en tener pretextos a Bernardo Segura, quien en Atenas 2004 abandonó en el kilómetro 12 y culpó a los federativos porque no llegó a tiempo al estadio para calentar porque la camioneta que le ofrecieron nunca llegó a la villa.

Y ni hablar de lo que hizo el mismo Bernardo en Sydney 2000, fue eliminado al entrar al estadio pero se hizo el desentendido, siguió y ya estaba festejando la medalla de oro en un intento por engañar a todos y luego hacerse la víctima.

En conclusión, mientras eso no cambie, mientras los atletas sigan poniendo pretextos de todo y culpen a todos de sus fracasos, nunca vamos a avanzar como país ni a ganar muchas medallas.

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